Declaración de intenciones

Autores/as

  • Comité Editorial

Palabras clave:

Marxismo, Crisis, Crítica Social

Resumen

Antagónica. Revista de investigación y crítica social tratará de ciencia, pensamiento y política. Quienes integramos su comité editorial entendemos que estas tareas deben marchar juntas.  Se trata de una premisa que, hoy más que nunca, se ve confirmada por el contexto. Estamos atravesando un momento histórico sumamente particular, en el cual las contradicciones de todo un modo de producción social se presentan en formas inéditas,  conectando problemas y esferas del conocimiento que en tiempos “normales” aparentan tener dinámicas autónomas.

            La irrupción del COVID 19 puso de manifiesto los lazos que vinculan la dinámica del mercado con las políticas sanitarias y de investigación científica; así como las consecuencias que se disparan en los territorios a partir de la expansión de los métodos industriales de producción de alimentos. Asimismo, la declaración de la pandemia puso a los Estados frente a lo que algunos especialistas han llamado “políticas de pánico”, produciendo la situación paradójica de tener que detener los flujos de mercancías y personas para poder sostener las condiciones del movimiento del capital y, con ello, su reproducción. En consecuencia, las medidas de aislamiento generalizadas provocaron una parálisis sin precedentes en la producción y circulación de mercancías, sumergiendo al mundo en una situación de “cuarentena global” inédita que ha precipitado una crisis cuyos principales indicadores eran anteriormente materia de discusión y que hoy se han vuelto ya irrefutables. Sus consecuencias sociales y humanas se evidencian con particular intensidad en sistemas de salud colapsados, en la incidencia de la enfermedad en los territorios que habitan les trabajadores más oprimides, segregades y precarizades, en el crecimiento de los niveles de desempleo y pobreza, así como en la implementación de políticas represivas y en el recrudecimiento del ataque contra las condiciones de vida y de trabajo de las mayorías.

            En la crisis pandémica hemos asistido entonces a la emergencia de salidas autoritarias propias de las más oscuras distopías, en las que se han desplegado medidas de control social inéditas y promovido la utilización de tecnologías en la producción para actualizar, una vez más, la fantasía del capital de reemplazar al trabajo vivo. Se trata de medidas que ahora, inscriptas en un discurso sanitarista, se postulan como una necesidad en nombre de un dudoso “bien común”. Significativamente, muchas de estas políticas, con los contenidos culturales que las expresan, se articularon desde fuerzas gobernantes reaccionarias que cuentan con legitimidad y soporte entre amplias capas populares. La llegada a la presidencia de Bolsonaro en Brasil o de Trump en Estados Unidos, el Golpe de Estado en Bolivia, el avance parlamentario de fuerzas explícitamente fascistas o neo-nazis en diferentes países de Europa, son fenómenos que nos advierten sobre la actual consolidación de nuevas alternativas conservadoras y de derecha.

            En este contexto, las diversas alusiones a la “normalidad” perdida encubren y protegen el hecho fundante de esta normalidad: vivimos en una sociedad internacional estructurada en torno a la lógica del capital, desgarrada por antagonismos internos en constante movimiento y articulada mediante relaciones heterogéneas de explotación y dominación política, de género, de raza y otras diversas categorías. Sin pretender reducir la complejidad de los procesos sociales a una lógica única y completamente homogénea, las investigaciones que se dan cita en esta revista asumen que la dinámica del capital hegemoniza y tiende a totalizar otras lógicas y comunidades sociales, generando crisis y conflictos internos y externos por todas partes. En este sentido, si existe una sociedad mundial es en virtud de la generalización a lo largo y ancho de todo el globo de la lógica del capital, con su tendencia a la expansión y la colonización constante de nuevos ámbitos donde afincarse.

            Dentro de esta lógica, debemos destacar la catástrofe ecológica generada por la mundialización del capital, un problema del presente más que una amenaza situada inciertamente en el futuro. La acumulación de capital se muestra cada vez más como incompatible con los procesos, necesariamente finitos, de reposición de las condiciones para la vida en la tierra. La destrucción de recursos no renovables, la generación permanente de deshechos y la interrupción de los procesos de reposición ambientales, no son contingencias exógenas al funcionamiento del capitalismo, sino efectos de su normalidad. Es la forma de desarrollo capitalista, entonces, el principal factor del deterioro de las condiciones para la vida humana y no humana. Este deterioro se expresa de maneras especialmente agudas en el Sur global, en los constantes avances de la acumulación sobre territorios y bienes previamente no mercantilizados. Nuevas rondas de acumulación, entonces, vienen acompañadas de ciclos de desposesión de comunidades y disrupciones de formas de sostener la vida antagónicas a las del capital, en un proceso donde escalan conflictos y crisis.

            Con todo, nuestro punto de partida, y que motiva el título elegido para esta revista, es que la lógica del capital es una y la misma con la de los antagonismos sociales. Éstos la constituyen y desgarran, emergiendo por todas partes en sus dimensiones de clase, género, racialización y colonialidad. Lejos de una totalización cerrada bajo una lógica de dominación, enfrentamos y buscamos pensar un mundo de crisis y conflictos Por esta razón, la dinámica global del capital, así como se ha extendido a nivel global, ha sido contestada por las rebeliones de les oprimides y explotades.

            De hecho, mientras escribimos estas líneas se desarrolla en Estados Unidos una de las revueltas más masivas en décadas, con movilizaciones y enfrentamientos con las fuerzas represivas en las principales ciudades. Desencadenas por la violencia racista, estas protestas condensan una serie de contradicciones en curso: el dramático incremento del desempleo, la desprotección frente a un sistema de salud privatizado, la represión y el hostigamiento a trabajadores migrantes. De la misma forma, con anterioridad a la pandemia, emergieron distintos procesos de movilización masivos y persistentes que repudiaban y bloqueaban políticas estatales de ajuste en geografías tan diversas como Haití, Francia o Ecuador. En Chile, por su parte, se ha desencadenado un proceso de movilización popular que derivó en la impugnación del orden político de la post dictadura y de las penurias que atraviesan les trabajadores y el pueblo producto de la desigualdad social. En Irak, masivas protestas repudiaron al elenco gobernante heredero de la ocupación estadounidense, mientras que en Hong Kong el intento de cercenar derechos democráticos desató un proceso de movilización persistente que desafía las tácticas represivas del Estado. Estos ejemplos recientes del antagonismo social se suman a las movilizaciones, huelgas y acciones callejeras impulsadas por el movimiento feminista que, en los últimos años, ha comenzado a poner en jaque la dominación patriarcal. En su conjunto, estos fenómenos son la evidencia del carácter transnacional, interseccional y multisituado de la dinámica de los antagonismos.

            Ahora bien, que se multipliquen los conflictos no implica que dispongamos inmediatamente de perspectivas transformadoras radicales para el conjunto de la sociedad ni que contemos ya con las categorías para analizarlos y potenciar los intentos de crítica y superación del capital. En buena medida persiste la situación de crisis de alternativa que afecta a los movimientos sociales y políticos desde hace décadas, volviendo difícil construir un imaginario político que vaya más allá del capitalismo.

            En este contexto, durante algunas décadas, se ha declarado la crisis del marxismo de la mano de la emergencia de nuevos enfoques en la teoría social, nuevas formas de conflicto y también a partir de la caída de los socialismos reales. En esta crisis convergen la derrota de la mayoría de las experiencias estatales construidas en nombre del marxismo y el socialismo con lo que podemos caracterizar como su fracaso interno, esto es, su incapacidad para producir alternativas sociales emancipatorias. Después de todo, no se trata simplemente de criticar y suplantar al capitalismo sino de hacerlo a favor de proyectos históricos liberadores en todos los planos, lejos de los estatismos autoritarios y los totalitarismos políticos.

            Por otra parte, en las últimas décadas aparecieron (o cobraron más importancia política y teórica) nuevas expresiones de la conflictividad social (ambientalismos, feminismos, movimientos LGBTQ, nuevos movimientos antirracistas, por nombrar algunos), que fueron tradicionalmente subalternizadas en la tradición marxista o, al menos, en sus variantes más ortodoxas. A su turno, emergieron nuevas teorías capaces de dialogar con estos movimientos sociales y políticos, presentándose como elaboraciones de relevo frente al marxismo que perdía su lugar central como referente de en las luchas y conflictos.

            La crisis del marxismo, por todo lo anterior, parece tener dimensiones internas a la propia tradición de pensamiento, abarcando aspectos teóricos y políticos. Pero a la vez, la idea de crisis del marxismo ha sido movilizada con objetivos conservadores en la vida académica y política, buscando desacreditar la crítica del capitalismo como tal. Se han producido entonces variantes de teoría social que tendieron a omitir el estudio del capitalismo, volviéndose incapaces de elaborar conceptualmente su crítica y acabando, por lo general, por naturalizarlo. Esta situación se instrumentalizó también para excluir a esta tradición de pensamiento del ámbito de las formas de conocimiento académicamente legítimas, lo que se reflejó en el bloqueo o la exclusión de perspectivas informadas por el marxismo en los debates teóricos, las revistas especializadas, las investigaciones financiadas, etc. Si la crisis del marxismo tiene dimensiones internas a la tradición que es preciso asumir, ello no justifica que se la utilice como argumento para la exclusión de perspectivas marxistas en la investigación.

            De hecho, y contra la imagen de un marxismo monolítico ajeno en su interior a los cambios sociales de las últimas décadas, la propia tradición, que siempre ha contado con corrientes críticas a su ortodoxia, se ha transformado y reformulado, dando lugar a expresiones diversas y múltiples marxismos. Antagónica, asumiéndose como parte de esta reemergencia del debate marxista, apuesta por constituirse en una revista donde, a contramano de las censuras en el ámbito editorial académico, pero reconociendo y atravesando su propia crisis, los marxismos encuentren un espacio de expresión y de debate. Esto supone reelaborar categorías para atravesar esta situación de crisis y reconstruir nuevas perspectivas marxistas en diversos planos.

            Nos reconocemos entonces en estos nuevos debates teóricos y políticos que coinciden y se desarrollan en el contexto de un capitalismo que está lejos de mostrarse sólido. Desde la crisis de 2008 no hay signos de grandes despegues económicos ni de estabilizaciones políticas. El neoliberalismo, como gran ciclo histórico de la acumulación capitalista signado por la desregulación de los mercados, el retroceso del estado benefactor y la derrota mundial de la clase trabajadora, parece haber entrado en una crisis severa, que podría ser incluso terminal. Entre esta debacle económica y los nuevos procesos de luchas, la crítica del capitalismo ha recuperado espacio en los movimientos sociales y las elaboraciones teóricas de los últimos años. Se han producido nuevas lecturas de Marx y, sobre todo, nuevas discusiones sobre el capitalismo y las posibilidades de superarlo. En ese sentido, la crisis previa de la tradición parece mostrarse como ocasión para reformulaciones y reelaboraciones a la luz de la nueva crisis del capital. Cada vez resulta más evidente que no es posible comprender cabalmente el presente omitiendo una firme crítica del capitalismo, que dé cuenta de sus antagonismos constitutivos pero que apunte también  más allá de esta forma social. En este punto se anudan, y cobran actualidad, las investigaciones que parten de la lógica del capital y sus desgarramientos, y las aspiraciones emancipatorias por tornar viables proyectos de sociedad más allá del capitalismo.

            Consideramos que este conjunto de fenómenos requiere ser revisado y analizado desde una perspectiva crítica, en el sentido de poder desandar el conjunto de determinaciones que los estructuran. Quienes hacemos esta revista pensamos en una nueva época en que es preciso revisar, rediscutir y eventualmente reconstruir las categorías para el trabajo intelectual, la investigación social y la acción política, que reconozcan la amplitud, complejidad e imbricación de los antagonismos en curso. Recuperando una vasta experiencia de cuestionamientos a la hegemonía capitalista, buscamos nuevas maneras de articular la investigación social y el trabajo intelectual en una práctica teórica y política que recupere la potencia de la crítica como herramienta de intervención sobre los fenómenos y procesos que nos atraviesan y constituyen.

            Para realizar esta tarea, desde Antagónica ponemos en discusión el tabicamiento disciplinar impuesto por el régimen de producción académico y buscamos la integración de la investigación social, la práctica intelectual y la reflexión política desde una perspectiva transdiciplinaria. Apostamos a potenciar y vincular la investigación que desde distintas disciplinas formales de las ciencias sociales y la filosofía se lleva adelante con este objetivo. Si el punto de partida de las investigaciones es el estudio de la dinámica antagónica y compleja del capitalismo, entonces una perspectiva metodológica adecuada busca comprender ampliamente los fenómenos sociales, lo que incluye también cuestionar la separación tajante entre ciencia social y discusión política, hacia la construcción de perspectivas críticas capaces de asumir amplios compromisos históricos y sociales.

            Hemos decidido comenzar a pensar estas inquietudes abordando su núcleo duro, por ello este primer número de nuestra revista se estructura a partir de las respuestas que destacades investigadores han dado a la pregunta: ¿qué significa el marxismo en esta época?

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Publicado

2020-07-18

Cómo citar

Editorial, C. (2020). Declaración de intenciones. ANTAGÓNICA. Revista De investigación Y crítica Social - ISSN 2718-613X, 1(1), 2-6. Recuperado a partir de https://antagonica.org/index.php/revista/article/view/9